Digo respeto porque en el fútbol nunca hay que hablar de miedo. Ningún equipo debería salir al campo pensando que va a perder. Lo que sí está bien es salir al campo pensando que tus rivales no se chupan el dedo y te la pueden hacer en cuanto te despistes un poco.
El Manchester United parece que será una de esas plantillas. Con Louis van Gaal al mando no volverá a pasar lo que pasó cuando David Moyes sucedió en el cargo al mítico Sir Alex Ferguson. Aquello fue un caos que terminó con un año en blanco en el que ni siquiera lograron clasificarse para jugar la Europa League, algo muy grave si tenemos en cuenta que el club llevaba 25 años consecutivos jugando una competición europea.
Giggs tiene mucho que aprender
Ryan Giggs colgó las botas y agarró la pizarra que durante tantos años tuvo que observar desde un rincón del vestuario. Se convirtió en el entrenador interino, ese que tiene la difícil misión de cambiarlo todo de la noche a la mañana, aunque en realidad todo el mundo sabía que era uno de esos parches a los que no les puedes pedir que corten la hemorragia de golpe.
El galés hizo lo que pudo, que no fue mucho, pero a lo largo de esta temporada aprenderá al lado de Van Gaal, igual que Aitor Karanka aprendió a dar ruedas de prensa en nombre de José Mourinho, o igual que Zinedine Zidane aprendió de Carlo Ancelotti que con levantar la ceja izquierda es suficiente para dirigir a sus jugadores con maestría.
Ilusión renovada
La temporada del Manchester es ilusionante porque han logrado retener a sus cracks. Robin van Persie, Wayne Rooney, David de Gea y Juan Mata siguen en el equipo y a ellos hay que sumar las incorporaciones de jugadores tan válidos como Ander Herrera o Luke Shaw. Tengo la sensación de que el público que asista al Teatro de los Sueños ya no volverá a tener pesadillas. Aunque eso sí, ganar la vigésimo primera Premier League de su historia será complicado.