¿Racismo? ¿Quién dijo racismo? Pintan mal las cosas en Rusia, y más cuando el Gobierno se presta a colaborar. Por si las quejas de algunos jugadores brasileños que juegan por esos lares no fueran suficiente, ahora apoyan el hecho de apostar solo por entrenadores rusos de la mano del ministro de Deportes, quien el pasado 21 de diciembre firmó un documento que lo pone de manifiesto.
Muchas dudas sobre el futuro de seis entrenadores
Fue publicado en la página web oficial del Gobierno el pasado miércoles y la mayoría estamos tratando de digerirlo. No quieren entrenadores extranjeros en los 16 equipos que forman parte de la primera división rusa, y eso significa que ahora mismo hay seis que no tienen nada clara su continuidad. ¿Deberán marcharse de inmediato o podrán esperar a que termine la temporada? ¿Quién pagará los años de contrato que les quedan?
El más conocido de todos es André Vilas-Boas, que esta temporada lo está haciendo muy bien en el Zenit de San Petersburgo. Aunque en la liga no les va demasiado bien porque están a ocho puntos del CSKA de Moscú, en la Champions League han ganado los tres partidos de la fase de grupos que han disputado y acarician la clasificación para octavos de final.
No sabemos qué es lo que va a pasar con el portugués y sus cinco colegas de profesión que se sientan en banquillos de equipos rusos. Eso es algo que el Gobierno, la Federación Rusa de Fútbol o los propios clubes deberán aclarar en los próximos días.
La selección sí puede tener a un foráneo en el banquillo
Lo más curioso de todo este asunto es que la selección nacional sí que puede tener un técnico extranjero. Les encantó la experiencia con Guus Hiddink y no les desagradó tener a Fabio Capello poco después, aunque el italiano se fue por la puerta de atrás, con problemas para cobrar y con una serie de malos resultados que acabaron con la rescisión de su contrato. Ahora mismo el técnico de los rusos es nativo: Leonid Víktorovich Slutski.
En fin, veremos qué es lo que dice la FIFA al respecto. Alguien debería pronunciarse teniendo en cuenta que en 2017 se celebrará allí la Copa Confederaciones y en 2018 el Mundial. La cosa no pinta nada bien.