Ya conocemos a los dos finalistas de la presente edición de la Champions League, los que lucharán por el título más preciado de Europa el próximo 25 de mayo en Kiev. El martes fue el Real Madrid el que se metió en la gran final eliminando al Bayern de Múnich con sufrimiento, y anoche fue el Liverpool el que hizo buenos los pronósticos superando a la Roma.
Los italianos dieron la cara en todo momento y a punto estuvieron de igualar el 5-2 encajado en Anfield. Les faltaron algunos minutos para tener opciones reales, ya que el partido finalizó 4-2.
La Roma peleó, pero el Liverpool hizo lo suficiente
Nada se les puede reprochar a los hombres de Eusebio Di Francesco, que pelearon hasta el final y se despidieron de la competición con la cabeza bien alta. El Liverpool salió a por todas desde el primer minuto y evitó una torrija como la del Barça en el Olímpico de Roma, pero a pesar de ello acabaron sufriendo.
Otra noche de goles
El primero de la noche lo hizo Sadio Mané, que se quedó solo ante Alisson Becker y no perdonó. Eso pasó en el minuto 9, y en el 15 James Milner marcó un gol en propia puerta muy tonto.
Los ‘reds’ se volvieron a adelantar en el minuto 26 gracias a Wijnaldum, pero la Roma logró levantarse tras el descanso, cuando parecía que la remontada era todavía más complicada. Edin Dezko puso el 2-2 en el marcador en el minuto 52 y Radja Nainggolan apretó la eliminatoria en los últimos instantes marcando en el 87 y en el 93.
Monchi se quejó de dos penaltis claros no señalados y dijo que es clamoroso lo que les está pasando a los equipos italianos en la Champions, ya que considera que a la Juventus también se le perjudicó en su enfrentamiento ante el Madrid. Sea como sea, todos sabemos que los árbitros son humanos y se equivocan, y dudo que haya una conspiración contra equipos de un país.
Un Liverpool con dos caras
En la gran final puede pasar de todo. En estas semifinales el Liverpool ha demostrado que es capaz de lo mejor y de lo peor en un mismo partido, así que el Madrid tendrá que estar preparado para todo y tendrá que decidir si quiere un partido controlado o se suma a la locura que tanto gusta a Jürgen Klopp.