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España aprueba por los pelos en Wembley

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La selección española de Julen Lopetegui estuvo a punto de perder su imbatibilidad en uno de esos amistosos que tan mal se nos están dando últimamente. Salió viva de Wembley gracias a dos goles que llegaron cuando la bocina del patio del colegio está a punto de sonar. Y las gracias hay que dárselas a dos alumnos que no suelen venir mucho a clase: Isco y Iago Aspas.

El partido de ‘La Roja’ iba para suspenso. El profesor no sabía qué hacer con sus jugadores y a Inglaterra no le iba nada mal con su profesor de sustitución, un Gareth Southgate que todavía no sabe si le darán la posibilidad de quedarse en plantilla o tendrá que volver a la sub-21.

Los ingleses jugaron más enchufados

El problema, en mi opinión, fue más de actitud que de otra cosa. Los ingleses estaban en primera fila atentos a todo lo que aparecía en el PowerPoint, mientras que los españoles estaban dormidos en la fila de atrás. Así era difícil frenar a algunos de los mejores jugadores de la Premier League.

Dos pérdidas, dos goles


El primero de la noche llegó tras una pérdida de Vitolo, que se vio acorralado en el centro del campo y acabó regalando el balón. Éste llegó a Jamie Vardy, uno de los alumnos más listos de la clase. El delantero centro del Leicester City no lo hizo del todo bien, pero supo sacar petróleo ante la salida del Pepe Reina, que acabó haciendo penalti sin quererlo.

El encargado de lanzar la pena máxima fue Adam Lallana, que no pudo engañar al portero del Nápoles, pero que la colocó lo suficiente como para subir el primer gol al marcador en el minuto 8.

El 2-0 llegó tras la reanudación y fue obra de Vardy, que remató un balón que rondaba el segundo palo con una facilidad pasmosa. Se lanzó en plancha a por él y lo celebró aceptando el famoso reto del maniquí, que para ser justos empezó con la congelación de Iñigo Martínez.

Reacción a tiempo


Los minutos pasaban y España se encontraba atrapada, como el típico estudiante de matemáticas que no sabe cómo resolver un problema y ve como el tiempo se le acaba. Por suerte apareció Iago Aspas, que pese a no tener pinta de empollón empezó a dibujar la solución con una fantástica jugada individual que acabó con el balón muy cerca de la escuadra. Fue un golazo a falta de un minuto para el final del tiempo reglamentario que dio alas.

El descuento, los minutos extra que te da el profesor para que entregues el examen cuando la mayoría se empieza a ir o se ha ido ya, finalizó con el mejor premio posible. En una jugada que apuró los cinco minutos que dio el colegiado, Dani Carvajal se la puso a Isco para que hiciera de delantero centro consagrado. El andaluz controló con el pecho y remató lo más rápido posible para colar el balón por debajo de las piernas de Tom Heaton. El silencio se apoderó de Wembley y Lopetegui lo celebró en la banda con la misma efusividad que se celebra un aprobado en un examen de los difíciles.

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