Leo Messi es para muchos el mejor jugador de la historia del fútbol. De hecho, es el jugador que más veces ha ganado el Balón de Oro, ya que acumula cuatro trofeos conquistados de forma consecutiva. Su fútbol nos enamora desde hace años y el Barça se ha beneficiado de él para ganar un buen puñado de títulos desde que empezó a brillar en la etapa de Ronaldinho, Samuel Eto’o y compañía.
Messi es un ídolo tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Su personalidad gusta porque no se mete en líos y es un tipo humilde, pero de lo que hoy os quiero hablar es de sus virtudes cuando se enfunda unas botas de fútbol. Como podéis imaginar, no son precisamente pocas.
Define como los ángeles
Cuando se planta solo delante de un portero casi siempre es gol. Le encanta definir con una suave vaselina, pero en ocasiones opta por el disparo raso o por regatear. Da igual cómo lo haga, estamos acostumbrados a verle marcar cuando encara la portería rival libre de marca. En ese sentido es equiparable a los mejores delanteros de la historia, como por ejemplo Ronaldo.
Aparece siempre en los partidos importantes
Nadie puede decir que se esconde. Messi es de los que asume su papel de líder para tirar del carro cuando su equipo más le necesita. Le sobra personalidad en el campo y es determinante.
Muy rápido con el balón en los pies
Esta es probablemente su mayor virtud. Lleva el balón enganchado al pie como si fuera una extensión más de su cuerpo y es capaz de moverse con él a una velocidad endiablada. Por eso hemos visto más de un eslalon suyo en el que va dejando atrás a varios rivales. Un buen ejemplo de ello es el golazo que le marcó al Getafe hace unos años en el Camp Nou.
Un genio regateando
Precisamente por lo que acabo de comentar es tan bueno regateando. El defensa nunca sabe cuándo debe meter el pie para arrebatarle el balón, ya que siempre es capaz de dar un toque más a la pelota para llevársela con facilidad. Con pasos cortos y rápidos se la lía a cualquier rival.
Tiene mucha movilidad
Es una de las claves del estilo de juego del Barça y él ha sabido adaptarse muy bien a ella. Con Samuel Eto’o y Zlatan Ibrahimovic no le importaba jugar pegado a banda, pero desde que el sueco se marchó se ha quedado con el puesto de falso ‘9’ que baja a recibir y que cae a banda constantemente. Le gusta estar en contacto con el balón y por eso siempre le vemos en posiciones distintas a lo largo de los 90 minutos que dura un partido.