Había sonado para el Tottenham cuando se empezó a hablar de la posible marcha de Gareth Bale al Real Madrid. Sin embargo, el brasileño Willian ha decidido comprometerse con el Chelsea después de un paso fugaz por el Anzhi ruso, club que pagó 35 millones de euros al Shakthar Donetsk para llevárselo en enero de 2013.
Willian probará suerte por primera vez en una liga potente, ya que al margen de su mini aventura rusa solo había jugado en Ucrania durante seis temporadas. Tiene 25 años y puede jugar tanto de mediapunta como de centrocampista por cualquiera de las dos bandas. Destaca por su técnica depurada y por su capacidad para marcar goles. De hecho, la temporada pasada ya jugó en Stamford Bridge durante la fase de grupos de la Champions League anotando los dos tantos de su equipo, que finalmente perdió por 3-2.
José Mourinho ya dijo que llegaría algún refuerzo antes de que se cerrara el mercado de fichajes. Todos pensábamos que sería Wayne Rooney quien aterrizaría en Londres, pero finalmente parece que el inglés se va a quedar donde está. Eso siempre y cuando no haya un intercambio de cromos con Fernando Torres, que es otra de las opciones que de momento no parece gustar al Manchester United.
¿Willian llega porque Mata se va?
Por otra parte, hay que decir que el fichaje de Willian, que ha costado 32 millones de libras, le cierra todavía más las puertas a Juan Mata (o se las abre, según en qué se piense). El pasado lunes no jugó ni un solo minuto en Old Trafford y por delante sabe que tiene a jugadores como Oscar, Eden Hazard y hasta Marco van Ginkel, uno de los recién llegados.
La afición no entiende el por qué de semejante ninguneo, pero lo cierto es que el asturiano tiene pie y medio fuera del Chelsea. Pretendientes no le faltarán, aunque otra cosa es que puedan asumir su elevada ficha salarial, ya que llegó procedente del Valencia con la etiqueta de estrella y así quedó reflejado en el contrato que firmó.
Os dejo con las primeras palabras de Willian como jugador del Chelsea, que por cierto parece que las esté leyendo. ¡Qué crack!