Sé que más de uno me criticará. Lo sé porque he leído multitud de comentarios que ensalzan la figura de Casemiro como si fuera uno de los mejores centrocampistas defensivos de la historia. Pero me da igual. Tenía ganas de escribir un artículo sobre un buen jugador que está cumpliendo con nota en el Real Madrid, pero que todavía no ha hecho nada en el mundo del fútbol.
Benítez le tiene en consideración
Casemiro se ha ganado la confianza de Rafa Benítez firmando buenos partidos. El brasileño está dando la talla y no está desentonando. Se nota que en el Oporto ha crecido como futbolista y está preparado para vestir la camiseta de uno de los mejores clubes del mundo. Eso sí, de ahí a decir que debería ser titular indiscutible y que está a un nivel excpecional…
Tiempo al tiempo
Tiene 23 años y mucho margen de mejora. Por eso hay que esperar su mejor versión en los próximos años. La experiencia que está adquiriendo le ayudará a convertirse en uno de los mejores de su posición, pero hoy por hoy no podemos meterlo en el mismo saco que Sergio Busquets. Compararle con el futbolista del Barça es un error y le añade cierta presión a un tipo que de todas formas sabe gestionarla.
Mejor que lo que había
Digo esto último porque Casemiro es de los que no se arrugan, de los que no tienen problemas de personalidad. Para que nos entendamos, no le quema el balón como le quemaba a Asier Illarramendi, que se ha visto obligado a volver a la Real Sociedad por falta de carácter.
Es bastante mejor que Lucas Silva porque es defensivo. Su compatriota venía como centrocampista algo más ofensivo y ahí no tiene nada que rascar en una plantilla como la del Madrid. Para eso ya están Toni Kroos y Luka Modric, dos jugones indiscutibles para cualquier entrenador con dos dedos de frente.
Demasiado lento
El principal problema que le veo a Casemiro es que es más lento que el caballo del malo. Incluso me atrevería a decir que es más lento que Sami Khedira. Por eso considero que es un disparate hablar de él como si fuera el nuevo Patrick Vieira. Todavía tiene que demostrar mucho, porque en el fútbol no todo es correr y lanzarse al suelo para rebañar balones.