Cesc Fábregas también está triste, aunque lo suyo no tiene nada que ver con el dinero. El centrocampista catalán está deprimido porque su andadura en el FC Barcelona no está siendo tan idílica como imaginaba cuando estampó su firma en el contrato que le permitió volver a casa. Con Pep Guardiola no fue titular indiscutible y Tito Vilanova parece que cuenta todavía menos con él. ¿Se arrepentirá en estos momentos de haber dejado el Arsenal? Allí lo jugaba todo, era el capitán y todo un ídolo para la afición. Sólo le faltaban los títulos y volver a saborear los platos de la gastronomía catalana, que no es poca cosa.
Este pasado domingo se vivió una situación muy cruel. El Camp Nou silbó a Cesc por primera vez tras haber fallado dos ocasiones de gol. De hecho, no marca un gol desde febrero, algo que desde luego no ayuda a recuperar su estado anímico.
Hay que recordar que los primeros meses de Cesc en el Barça fueron espectaculares. Marcó muchos goles y se entendió a las mil maravillas con Leo Messi. Eran tiempos felices. Sin embargo, después de la Navidad su rendimiento cayó en picado y Guardiola dejó de confiar en él.
Este verano se volvió a reivindicar gracias a la Eurocopa. Vicente del Bosque apostó por él como falso 9 pese a tener a media España en contra. La apuesta le salió bien y todos terminamos adorando al de Arenys de Mar, fundamental en la mayoría de partidos y autor del primer gol de ‘La Roja’ en el campeonato.
Ahora le toca irse a jugar con la selección española. Seguro que le irá muy bien reencontrarse con esas buenas sensaciones antes de volver a pisar el Camp Nou. Se merece una oportunidad y por suerte la gran mayoría de la afición azulgrana le aplaudió cuando fue sustituido el pasado domingo.