Tal y como están las cosas el empate de ayer del FC Barcelona es muy peligroso. Es verdad que queda mucha Liga, pero no menos cierto es que el Real Madrid está muy fuerte y no tiene pinta de que vaya a ceder muchos puntos en las próximas jornadas. La distancia es en estos momentos de 5 puntos, aunque se podría acortar cuando el Madrid visite el Camp Nou.
Como siempre el derbi barcelonés fue muy intenso. El Espanyol le plantó cara al Barça, le jugó de tú a tú y no le salió nada mal. Los hombres de Mauricio Pochettino no se cansaron de presionar en defensa y crearon mucho peligro en ataque. Sergio García lo bordó en punta aunque no tuvo suerte de cara al gol, lo mismo que le sucedió al joven francés Thievy.
El primero de la noche lo anotó Cesc Fábregas en el minuto 15. Dani Alves subió la banda como siempre y puso un centro a la frontal del área que el de Arenys de Mar no quiso desaprovechar. Cristian Álvarez no se esperaba un remate de cabeza desde tan lejos y desentonó bastante. Digamos que pudo hacer algo más.
El Espanyol no se vino abajo y continuó asediando la portería defendida por Víctor Valdés, quien estuvo bastante acertado durante los 90 minutos. Tuvo que ser en la segunda parte cuando llegó el gol, concretamente en el minuto 86. Raúl Rodríguez, impecable desde el primer minuto hasta el último, subió la banda derecha como lo hizo Alves en la primera parte y puso un centro medido a la cabeza de Thievy. El francés peinó el balón como pudo y Álvaro Vázquez lo introdujo rematando en plancha. Cornellá-El Prat enloquecía y Pep Guardiola se lamentaba desde la banda. Se veía venir.
En el tiempo de descuento el Barça pudo marcar el 1-2. Gerard Piqué mandó el balón al larguero tras rematar con su pierna izquierda y Pedro Rodríguez tuvo la oportunidad más clara. El canario disparó a puerta pero el balón fue a parar a la mano izquierda de Raúl Rodríguez. Turienzo Álvarez y su asistente más cercano no vieron nada y la jugada continuó. El reparto de puntos ya se había consumado.