El Espanyol gana el billete a Glasgow

Diecinueve años más tarde el Espanyol consigue sacarse ese espinita que tenia clavada desde Leverkusen. Para los seguidores españolistas será una noche difícil de olvidar ya que pasaron de revivir la pesadilla germana, nada más empezar el encuentro,
a la alegria desbordada una vez escuchado el pitido final. Tres minutos tardó el Werder Bremen en poner los pelos de punta a todos los pericos. Ito y Luis García se enredaron en una entrega en el centro del campo, David García despejó como pudo y estrelló el balón en el cuerpo de Diego quien, sin querer, asistió a Almeida. El balón pasó justo por donde Torrejón no llegaba y Gorka Iraizoz demostró que es humano y cometió su único error en el torneo cuando midió mal la salida y dejo la puerta franca para que Almeida inaugurara el marcador.
El gol de Almeida hundió moralmente al Espanyol, que se encerró en su área mientras llovían balones por todos lados. Diego la pedía y aparecía y lo peor de todo es que los delanteros de Valverde no la olían. Está situación hacia pensar en otra noche negra para la historia espanyolista. Pero apareció una ayuda inesperada para el Espanyol, la gran amenaza espanyolista se convirtió en el mejor aliado, Miroslav Klose. La gran estrella germana se autoexpulsó en 20 minutos. Ya en el primer minuto de partido vio la primera tarjeta por un codazo a Jarque y la segunda en un balón interior, peligroso, se marcó el alemán un piscinazo. Al árbitro francés Layec no le tembló el pulso: segunda amarilla y Klose, a la calle.
Pese a quedarse con uno menos, la rabia alemana siguió viva hasta el descanso. Parecían tres más en el centro del campo. El Werder Bremen no quería tirar la toalla tan pronto. Sufrieron de lo lindo ante un rival que buscó el gol por la tremenda, sin elaborar apenas pero sembrando de dudas a un rival que en defensa no sabía que hacer para achicar el agua que le estaba cayendo.
En el descanso el técnico del equipo alemán decidió sacrificar un defensa para dar entrada a un segundo delantero que cubriera el vacío dejado por Klose. De esta forma el Espanyol encontró más espacios y a los 5 minutos de la reanudación Riera salió al contragolpe por la izquierda, falló el portero en su rechace y como no Corominas, siempre él, marcó un gol mágico que cambió la decoración del partido y sentenció la eliminatoria. Era el gol para garantizar el pase a la final. Los alemanes lo acusaron como un mazazo y cuando, once minutos más tarde, Lacruz marcó de cabeza el 1-2 a la salida de un córner, el equipo alemán bajó los brazos y entregó el partido y la eliminatoria.
Cabe destacar que el Espanyol con esta nueva victoria a puesto el broche de oro a una Copa de la UEFA en la que aún no conoce la derrota. Ahora el Sevilla será su último escollo para alzar la esperada copa.

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