El Madrid gana en Elche con polémica incluida


Muchos temían que el Real Madrid no diera la talla ante el Elche en el Martínez Valero. No se equivocaban. Los mismos errores del año pasado se están repitiendo este año con Carlo Ancelotti en el banquillo. Parece que la obsesión por la Décima no les deja concentrarse en la Liga, porque de lo contrario es difícil explicarse cómo una plantilla tan completa puede estrellarse ante uno de los equipos candidatos a descender.

El Madrid no se sintió cómodo y estuvo a punto de empatar. Solo Muñiz Fernández, que la volvió a liar tras su pésima actuación en el Barça-Sevilla del pasado 14 de septiembre, se encargó de que los tres puntos volaran hacia la capital de España.

Hay que sentenciar los partidos

La primera parte fue soporífera, con pocas ocasiones y con Diego López ejerciendo de salvador por enésima vez. El primer gol del partido no llegó hasta la segunda parte, cuando Cristiano Ronaldo sorprendió a Manu Herrera con un lanzamiento de falta que se coló entre los jugadores que formaban la barrera.

Cuando parecía que el 0-1 estaba más que cantado, apareció un joven ghanés llamado Richmond Boakye para establecer el 1-1 que parecía definitivo. Aprovechó un centro al primer palo para batir a Diego López con un buen cabezazo.

Muñiz la vuelve a liar

Sin embargo, al Madrid todavía le quedaba una jugada de peligro a la salida de un córner. Fue entonces cuando Muñiz Fernández se convirtió en el gran protagonista de la noche señalando un penalti a Pepe que fue totalmente inexistente. Fue el portugués quien tiró al suelo a su oponente en un típico forcejeo en el área. Eso nunca es penalti, pero los árbitros también se equivocan, y casi siempre a favor de los equipos grandes. De hecho, también le perdonó la expulsión a Sergio Ramos en la primera parte.

No creo que los árbitros quieran favorecer al Barça o al Madrid expresamente. Quien dice eso no tiene mucha idea de fútbol o simplemente es un fanático. Lo que ocurre es que todos son humanos, algunos son muy malos y lo más fácil es pitar un penalti en contra de los equipos pequeños. Ha pasado siempre y seguirá pasando. Ahora bien, que metan a este señor en la nevera (o en el congelador) porque ya ha liado dos «que pa qué».

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