Que el Sevilla pueda volver a Basilea para disputar la final de la Europa League dependerá de lo que suceda la semana que viene en el Sánchez Pizjuán. Los andaluces no fueron capaces de superar a los suizos, que con tanta aparición en las competiciones europeas se puede decir que están curtidos y no se asustan ni jugando ante el bicampeón del torneo.
Fuera de casa no disfrutan
No es ningún secreto que al equipo de Unai Emery le cuesta una barbaridad ganar fuera de casa. Por increíble que parezca, entre Liga y Europa League acumulan 19 partidos seguidos sin ganar, un dato demoledor y preocupante que solo se suaviza por la efectividad que están demostrando en casa.
Solo tres ocasiones relativamente claras
Anoche no fueron capaces de marcar en campo del Basilea, y eso que tuvieron alguna que otra ocasión para batir a Vaclik. El portero checo del Basilea abortó tres ocasiones que pudieron acabar en gol. La más clara fue una de Steven N’Zonzi, que acabó expulsado en los últimos minutos y no podrá jugar el partido de vuelta.
Los suizos se fueron contentos a la ducha
Los aficionados que acudieron a St. Jakob Park no se lo pasaron en grande, desde luego, pero por lo menos pueden decir que llegarán vivos al partido de vuelta. El Sevilla es un equipo muy fiable en casa, y más en este tipo de eliminatorias, pero hay que tener mucho cuidado porque el Basilea viajará con la etiqueta de víctima y no tendrá mucho que perder. Jugando a la contra bien cerrados atrás, buscarán el gol que les meta en cuartos sin importarles lo justa o injusta que sea su clasificación.