Ahora o nunca. La venta de Kaká se hará oficial en las próximas horas, aunque todavía se desconoce su destino exacto. Los New York Red Bulls son los que han pujado más fuerte hasta el momento, pero el Milan no ha querido quedarse fuera de juego y ha decidido poner 13 millones de euros sobre la mesa. Teniendo en cuenta que el Madrid les pagó en su día 65 millones para ficharle, la cantidad suena a risa. Sin embargo, viendo el estado de forma de Kaká suena a oportunidad única.
El agente de Kaká y Adriano Galliani ya han hablado. Están negociando la ficha del jugador a la baja, pues los italianos no quieren pagarle más de la mitad de lo que percibe ahora mismo en la capital de España. La parte buena para el brasileño es que están dispuestos a vender a Antonio Cassano para hacerle hueco. Massimiliano Allegri no quiere tener en plantilla a Pato, Robinho, Cassano y Kaká. Son demasiados jugadores con el mismo perfil o parecido.
Kaká como revulsivo emocional
La venta de abonos se ha congelado en San Siro. Silvio Berlusconi aceptó la oferta multimillonaria del PSG por Thiago Silva y Zlatan Ibrahimovic, pero no fue consciente de que eso significó un jarro de agua fría para la afición. Por eso ahora apuesta por la vuelta de Kaká, porque sabe que los más melancólicos se ilusionarán de nuevo. Hablo de los melancólicos que no saben mucho de fútbol, porque cualquiera que haya visto a Kaká en los últimos años sabe que no es ni por asomo aquel que logró el Balón de Oro por delante de Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Es verdad que se le puede recuperar psicológicamente, pero me temo que físicamente no volverá a su mejor nivel.
De momento Galliani no ha podido ser más claro:
Hay algunos amores que no acaban nunca, dan grandes vueltas y luego vuelven.