10 cosas que odio del fútbol

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Tengo que reconocerlo; el fútbol es mi pasión. Es un hobby del que no me puedo despegar. Veo partidos, leo noticias, escucho ruedas de prensa, juego mi liga pachanguera de los miércoles… Siempre me ha gustado y no dejará de gustarme. Sin embargo, eso no significa que haya cosas que odie y que me gustaría que cambiaran en los próximos años.

A continuación podrás leer una lista de 10 cosas que no soporto. Si consideras que me he dejado alguna utiliza el apartado de los comentarios para que la ampliemos. Será un placer.

1- Que las entradas y las camisetas sean tan caras

Cuando ves que tu hijo incluye la equipación de su equipo favorito en la carta para los Reyes Magos empiezas a sudar la gota gorda. Por tu cabeza pasan los 100 euros que vas a tener que invertir para que la criatura sea feliz. Y claro, tú, que ya eres adulto y tienes que pagar hipoteca, entiendes que los precios son un disparate, pero a ver cómo le cuentas a tu peque que a Melchor, Gaspar y Baltasar no les gusta el fútbol.

Es una vergüenza que pidan casi 100 euros por una camiseta de fútbol cuyo coste debe ser inferior a 5 euros. Antes, por lo menos, bordaban los escudos a mano. Ahora ni eso. Sencillo y rápido, que hay que venderlas a millones. Y lo mejor de todo es que se han inventado lo que se llama «la camiseta de los partidos», que no es igual que la camiseta que venden por 100 eurazos. Es una todavía más cara (unos 140 euros) con la que ponen a prueba el nivel de locura de la gente. Debe funcionar, porque existen desde hace años y cada vez hay más clubes que se suman a la moda…

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Otro tema similar es el de las entradas para ir a ver un partido de fútbol. En España son muy caras, especialmente en el Santiago Bernabéu y en el Camp Nou. Si quieres ver a los jugadores de cerca tendrás que gastarte no menos de 100 euros, y eso siempre y cuando no sea un rival de entidad y no se trate de la Champions League. Los clubes ingresan mucho dinero llenando sus estadios.

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2- Que los futbolistas cobren tanto

Que la gente esté dispuesta a pagar tanto por una camiseta o por una entrada hace que sea posible fijar sueldos desproporcionados. Soy de los que piensan que los futbolistas tienen todo el derecho de cobrar cantidades astronómicas por lo que son capaces de generar a nivel económico. Sin embargo, y a modo de reflexión, también pienso que es triste que ganen muchísimo más que un cirujano que salva vidas todos los días. Lo malo es que eso seguirá siendo así mientras la gente invierta su dinero en entradas, camisetas y todo tipo de merchandising.

Cuando hablo sobre este tema se me viene a la cabeza un comentario que moderé tiempo atrás. Era de una persona que estaba en el paro y que preguntaba si había descuentos para parados que rebajaran el precio de la camiseta de la selección española. ¿Es normal que alguien que está en el paro se quiera gastar 100 euros en una camiseta de fútbol? Que sí, que cada cual puede hacer lo que quiera con su dinero, pero a mí personalmente me parece una barbaridad.

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3- Que haya que pagar por ver los partidos por televisión

¿Te acuerdas de cuando se podían ver partidos por televisión sin pagar? Daban auténticos partidazos y la gente estaba enganchada al televisor los viernes por la noche y los sábados. Las cosas han cambiado desde que los empresarios se han dado cuenta de que el fútbol es un negocio de la leche. Los máximos responsables de LaLiga y de otras competiciones a nivel mundial se lucran gracias a los ingresos que reciben por adjudicar los derechos de retransmisión de los partidos. Por eso ya no dan ni un solo partido de LaLiga en abierto, y por eso hay que cruzar los dedos para poder ver alguno de la Champions. Todo hasta que Antena 3 y TV3 se sientan incapaces de pujar por los derechos. Cuando llegue ese día no quedará otra que pagar o bajar al bar de turno.

4- Que los padres se obsesionen con que sus hijos sean unos cracks

Es un problema que siempre ha existido y que seguirá existiendo. Por desgracia, hay futbolistas frustrados por todas partes que aspiran a que sus hijos sean grandes estrellas del fútbol. Pretenden que lleguen a unos niveles a los que solo unos pocos elegidos pueden llegar. Les apuntan a un equipo cuando tienen 5 años y les meten toda la presión del mundo sin darse cuenta de lo malo que es eso. Al fútbol hay que jugar para divertirse, que de hecho es como se juega mejor. No son pocos los entrenadores que les dicen a sus jugadores que salgan a divertirse para quitarles presión y obtener el máximo rendimiento.

A propósito de esto, creo que no hace falta que diga que igual de negativo o peor es lo que pasa cuando dos padres se lían a puñetazo limpio en la grada.

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5- Que olvidamos los verdaderos problemas de la vida

Recuerdo cuando España ganó el Mundial de 2010 en Sudáfrica. El país atravesaba una situación muy delicada a nivel económico y social. La crisis había golpeado con fuerza y el paro se disparó una barbaridad. Sin embargo, viendo la alegría de la gente saliendo a celebrar el título no parecía que eso fuera así. O hay mucha economía sumergida, que la hay, o hay quienes prefieren vivir del cuento con una ayuda con la que van tirando. Sí, es verdad que no se puede estar amargado las 24 horas del día y que hay que celebrar las buenas noticias, pero de ahí a volverse loco y cantar la cancioncita del «yo soy español, español, español»…

Me fascina que se convocara una manifestación de apoyo a José Mourinho. Me fascina que esas personas, que tuvieron tal brillante idea, no sean capaces de salir a la calle cuando toca protestar por los recortes y la corrupción. ¿Acaso la continuidad del técnico portugués en el Real Madrid iba a mejorar la calidad de vida de sus familias? En fin, el fútbol es el opio del pueblo en muchas ocasiones.

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6- Que haya tan poca memoria

En el mundo del fútbol está prohibido relajarse. No puedes vivir del pasado porque las temporadas pasan muy rápido y los aficionados tienen muy poca memoria. De nada sirve que hayas ganado dos Champions League de forma consecutiva si al año siguiente tu rendimiento es pésimo. Te van a decir de todo.

La exigencia es máxima para los profesionales y no se pueden dejar ir. La prensa suele ser demasiado exagerada alabando y criticando sin mesura. No puede ser que hoy un jugador sea el mejor del mundo y mañana no sirva ni para estar en un equipo de Primera División.

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7- Que dejen entrar a los estadios a energúmenos

La violencia es la lacra del fútbol. La violencia y el racismo. Por desgracia, cada año asistimos a episodios repugnantes, sobre todo en países como Argentina o Brasil, donde no es extraño que haya muertes. Hay quienes van a ver partidos para meterse con los aficionados rivales. De hecho, hasta quedan para pegarse. Son muy inteligentes ellos…

Los clubes de fútbol son los primeros que permiten que haya aficionados violentos en los campos. Debería existir un registro que vetara la entrada a quienes han provocado incidentes tanto dentro como fuera de los estadios. Mientras eso no pase, y mientras no se castigue con dureza a los racistas, no podremos decir que el fútbol es el mejor lugar para pasar una plácida tarde de domingo con nuestros hijos. Las campañas de la UEFA bajo el lema «Respect» no son suficientes para detener un problema tan grave que afecta a la sociedad.

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8- Que el delantero se lleve la gloria y el portero las críticas

Da rabia, sobre todo si has sido portero o defensa. ¿Por qué el mejor del partido siempre es el delantero aunque no haga prácticamente nada? Puede estar horrible durante 89 minutos, que si marca empujando un centro en el minuto 90 va a ser el héroe, el MVP.

A los porteros les toca vivir todo lo contrario. Para que se considere que han hecho un partidazo no pueden cometer ni un solo error y deben salvar a su equipo en numerosas ocasiones. Lo malo llega cuando se equivocan y el rival marca un gol por culpa de ellos. La prensa y los aficionados se ceban sin miramientos.

A propósito de este tema, no es de extrañar que los delanteros siempre sean los jugadores mejor pagados de una plantilla, mientras que los porteros suelen ser los que menos cobran en comparación. De hecho, hasta los defensas se ven marginados en este aspecto. No hay que olvidar que Sergio Ramos tuvo que suplicar una subida de sueldo más que justificada que le costó conseguir por el simple hecho de ser central.

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9- Que los que pierden le echen la culpa a los árbitros

Me cansa. Es una excusa que me cansa muchísimo. La gente que no entiende de fútbol siempre recurre a los árbitros para justificar una derrota. Es verdad que se equivocan, lo cual me parece normal siendo humanos. Sin embargo, un día se equivocan en contra de tus intereses y al día siguiente se equivocan a favor. ¿Dónde están los que se quejan cuando sus decisiones les favorecen?

Que haya gente así no es casualidad. Con entrenadores como José Mourinho, que siempre llora en público cuando perjudican a su equipo, es normal que más de uno se aferre a las teorías de la conspiración.

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10- Que la gente diga «furbol», «fungol» o «funbol»

Un poco de cachondeo nunca viene mal. Es todo un clásico escuchar «furbol», «fungol», «funbol»… Espero que la RAE lo tenga en consideración algún día. Si llegaron a aceptar términos tan catetos como almóndiga o toballa, ¿por qué no van a aceptar que se diga «furgol»?

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