Curioso reto el que aceptó Iker Casillas, portero del Real Madrid. Aceptó la invitación de un grupo de futbolistas aficionados que se consideran los peores del mundo. La portería, para que los lanzadores lo tuvieran más fácil, medía 7 metros de alto y 18 metros de largo. El pobre Iker no paró ninguno de los penaltis.