Pobre Raphael Varane. Si no viene un entrenador capaz de darse cuenta de que es mejor central que el portugués de origen brasileño, le toca seguir en el banquillo hasta el 30 de junio de 2017, que es cuando expirará el contrato de Pepe cuando firme su ampliación. El de Maceió ahora tiene 32 años, así que es muy probable que se retire defendiendo los colores del club que apostó por él cuando empezó a brillar en el Oporto.
Un intocable para Carletto
En la capital dan por hecho que ese año extra se firmará pase lo que pase en el banquillo. Carlo Ancelotti le ha dado toda su confianza y por eso ha jugado todos los partidos cuando se ha encontrado físicamente bien. Sin embargo, no sé qué puede pasar si finalmente fichan a Klopp, Benítez o Jorge Jesus, por citar algunos de los futuribles que maneja Florentino Pérez.
A veces está bien, a veces está mal
Desde que aterrizó en la capital de España, Pepe ha demostrado que es capaz de lo mejor y lo peor. Tiene las condiciones físicas y la agresividad que requiere un defensa central, pero algunas veces ha sobrepasado los límites reglamentarios. Todavía recuerdo las patadas a Javier Casquero o al pisotón intencionado a Leo Messi. Gestos feos que le han valido para ser uno de los futbolistas más odiados de nuestro país, aunque curiosamente eso también le ha servido para acrecentar su nómina de fans en el Santiago Bernabéu.
En proceso de humanización
La llegada de Ancelotti le tranquilizó mucho. Florentino confió en su continuidad cuando Varane le arrebató la titularidad y el técnico italiano se ha convertido en su mejor psicólogo. De la noche a la mañana da menos patadas, recibe menos tarjetas amarillas y no se le cruzan los cables. Es el nuevo Pepe que todo el mundo quiere, pero toca decidir si ha llegado el momento de Varane o el número ‘3’ debe seguir entre los once elegidos.